La dialéctica del deseo en el neurótico. El o bien... o bien... del objeto. La función del splitting en la perversión. Hacia la sublimación.
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Conferencias y debates 2024 - 2025

Curso de introducción al método psicoanalítico

La dialéctica del deseo en el neurótico. El o bien... o bien... del objeto. La función del splitting en la perversión. Hacia la sublimación.


Reseña de la clase impartida por Mónica Unterberguer


Socorro García


Reseña de la presentación de Mónica Unterberguer de los capítulos 24 al 27 del Seminario 6 de Jacques Lacan: El deseo y su interpretación, en el Seminario del Campo Freudiano en Granada el 21 de mayo de 2016.

La ponente comenzó hablando del deseo, de Granada y las obras del deseo en Granada, donde dijo “se nota que está en las cosas que ha construido y producido” aludiendo a lo agradable que le resulta dar un paseo por esta ciudad.

    Los últimos 4 capítulos son densos. El seminario 6 corresponde con su enseñanza en los años 58 y 59 donde Lacan está intentando cercar el concepto de deseo .Mónica planteaba que releer este libro esclarece conceptos de lo que se llama la última enseñanza de Lacan .Desde el principio no advirtió de que se detendría en algunos puntos “no todos” especialmente  en los que para ella, igual que para cada uno de nosotros al leer, nos han resonado y nos hacen preguntarnos cosas.

    Resaltó el concepto del sujeto en su relación con el deseo. Lacan frente a Freud da un paso decisivo con la noción del fantasma ya que permite salir del atolladero freudiano de la roca de la castración  convirtiéndose en un concepto imprescindible de su enseñanza. En este Seminario, el objeto “a” está aquí como objeto imaginario (menos fi).Aquí está la matriz que separa el sujeto y el deseo de esa ausencia (objeto a) que juega su papel en otro lugar, se trata de la pulsión, el cuerpo, el goce, y lo que será mas tarde, el plus de goce.

     Para hablar del deseo en las distintas estructuras clínicas y en primer lugar, en la neurosis, (mas tarde lo hará de la perversión) nos habla del fantasma. Fantasma que es, a la vez, soporte e índice de la posición del sujeto en el deseo.

     Cuando hablamos del deseo, hay que considerarlo en la relación con el deseo del otro, y es en ese movimiento que se juega, lo que abre a la estructura del fantasma. Es decir, se detiene en ese paso: del deseo inicial del sujeto al paso del fantasma como soporte y a la vez como índice de la posición del sujeto en el deseo.

    Mas tarde, habla del deseo en otra estructura clínica, la de la perversión porque le permite explicar muy bien la posición de objeto y de sujeto en el deseo y como el deseo Voyeur o exhibicionista son ejemplos donde se ve muy claro que el sujeto es dependiente del deseo del otro. También del valor de trauma, lo traumático está en aquello que se percibe en el deseo del otro, como distinto al propio deseo y que sacude al propio sujeto en su propio deseo.

    En la neurosis hay una escena primordial, una escena entrevista, entre brecha y relámpago, dice Lacan, es un momento de suspensión donde el sujeto ve abrirse una brecha cuyo valor traumático tiene relación con el deseo del otro. Deseo del otro que perdura como un núcleo enigmático hasta que mas adelante, a posteriori, el sujeto pueda reintegrar el momento vivido, en una cadena que no será necesariamente la cadena correcta, pero que se convertirá, desde  entonces, en núcleo de la neurosis. El sujeto no puede instituirse más que a condición de perder el sentido de su posición (esa es la opacidad del fantasma). Ese instante de pérdida del sujeto es la Afánisis del sujeto, que en ese perderse como sujeto se instituye y es el fantasma el que lo posibilita: instituirse como sujeto a condición de perderse como tal: el “soy donde no pienso” sería la posición del sujeto en el fantasma. El ser del sujeto está en el nivel del fantasma.

    Cada una de las posiciones en las estructuras clínicas es una respuesta del sujeto para defenderse del deseo del otro. Hay tres maneras de sostener su propio deseo para el sujeto:
Deseo insatisfecho……..en la histeria.
   “       imposible………..en el obsesivo.
    “       prevenido……….en la fobia.

    Toda son estrategias para protegerse del deseo del otro, que sacude por ser diferente al propio. Aquí el deseo lo vemos como una defensa (que se sostiene en el fantasma), en la ultima enseñanza Lacan lo va a presentar como causa ya no como defensa.

    En la histeria, habló del caso de la bella carnicera, que no quiere aquello que desea, y se pone a ella misma como obstáculo y deroga en la señora K el deseo En la histeria, la dialéctica del ser o el tener: ella lo es para el hombre y lo tiene por el hombre: los regalos, los amantes, los hijos…hace circular el deseo sobre objetos que son equivalentes fálicos para cada una distintos y particulares de cada una.

     En el obsesivo: él está fuera de juego, juega a eso. Está siempre en otro lugar. En la clínica se ve: cuando se le quiere atrapar, ya está en otro sitio. Se escapa, se esconde para satisfacer todas las demandas y para que no quede lugar a ningún desde: su actitud servicial, complaciente, etc. para escapar a su propio deseo.

    Sustituye la demanda por el deseo como modo de preservar el deseo. Incluye en su yo a un otro imaginario que tenga valor del cual se sirve para sostener su deseo y a la vez mortificar su propio deseo y el del otro.

    En la fobia: el caso Juanito muestra en tiempo real cómo se va constituyendo: la angustia, el miedo y el síntoma; y se ve cuál es la función del síntoma: está sin recursos frente al deseo del otro (la madre en el caso Juanito u otro personaje). Este desamparo (estar sin recursos frente al deseo del otro) brutal es peor que la angustia porque ésta es ya una respuesta. El fantasma protege y sostiene el deseo. En la fobia hace una doble protección:
   - por el objeto y
   - por el significante.

    En el capitulo 25 “El o bien… o bien… del objeto”. Comenzó diferenciando lo que es perversión de lo que es el fantasma perverso, para lo que cita a Freud quien al hablar de las tendencias perversas polimorfas (nombra así a los niños) en el inconsciente descubre la estructura de los fantasmas inconscientes. Todos tenemos fantasmas perversos: la histeria, la obsesión, en los sueños… El inconsciente, en general, lo es. El deseo se satisface en un objeto parcial siempre, en el sentido de que sólo atrapa un trozo de real, por tanto, el deseo es perverso. La diferencia es que los fantasmas inconscientes, en el perverso “florece a la luz del día”, se ve claramente, mientras que en las neurosis no se muestra.  

    En el trabajo en análisis construimos el contexto en el que el fantasma se constituye en su articulación; le damos una articulación en la hª del sujeto, y así constituir lo que es el síntoma analítico, hay que construir, por ej. En el fetiche, de qué contexto ha sido recortado o extraído. Y todo ello desde una dimensión no genética, ni de libido, sino del lenguaje, del significante, ya que el sujeto ha de situarse como un ser dentro del discurso.

    Mas tarde, Lacan introduce lo que la mujer demanda en su fórmula inconsciente presentando una similitud con el perverso. En el inconsciente  ella no pide tener una satisfacción sino tener lo que no tiene, lo que no se tiene es el falo; pero ella lo es, en la medida que es el objeto del deseo del otro, y lo tiene, en calidad de objetos separados, que tienen equivalencia fálica (porque pueden separarse de ella): en el hombre, en los hijos… Esto puede explicar la menor frecuencia de la perversión en la mujer .En general, ellas satisfacen sus relaciones perversas dentro de la relación con los hijos, hay mujeres que les convierten en objetos de falo, pero otras los convierten en objetos de goce y esto da una clínica en ocasiones, mas grave.
    También señala la particularidad de los celos en la mujer en tanto objeto a, objeto del deseo del otro: ser objeto de amor (tener el amor) y ser objeto del deseo de su partenaire, es el homenaje al Ser el falo y al Tener.


     CAPITULO 26
     
    Comenzó desarrollando el concepto de fantasma .El fantasma escribe la posición del deseo en un sujeto hablante .El deseo en el sujeto exige que el sujeto sea tachado, desaparecido con el objeto a, es decir, el sujeto tiene que desaparecer para dar paso al fantasma .Es decir, el deseo se tiene que dar con un objeto y como es estructura del discurso, se lo da el fantasma; es algo que no participa del lenguaje y por eso lo denomina ”a”, ese a que está localizado en el cuerpo. Es el modo de incluir en ese sujeto que es estructura del discurso, lo que no participa del lenguaje, que es la pulsión, el plus de goce…etc…lo que sostiene al sujeto como deseante porque sino sería puro discurso, racionalidad…

    Vuelve al tema de la perversión, de nuevo diferencia fantasmas perversos de la perversión, cita la novela de Nabokov, Lolita, de la que dice que lejos de mostrar la perversión muestra como fracasa el fantasma neurótico en alcanzar su partenaire .Para Lacan la posición perversa mas original es el masoquismo que muestra claramente, que necesita la dependencia del discurso del otro; o sea, no es algo con lo que nacemos…

    Continúa el capítulo planteando la diferencia entre deseo neurótico y el perverso, como dos modalidades de respuesta al encuentro con el deseo del otro muy diferentes. Menciona a André Gide como ejemplo de sujeto perverso pero al mismo tiempo lo hace para hablar de la Sublimación.

        CAPITULO 27: “Hacia la Sublimación”.

     Lacan habla de su tesis de la sublimación en este último capitulo del Seminario 6, y continúa en el siguiente curso Seminario 7: la ética, desarrollando lo que el denomina el problema de la sublimación. Y más tarde, en Encore y Joyce.

    Aquí habla de la sublimación como la reconversión del deseo en esa producción simbólica (La obra de Gide) donde el deseo pasa a la letra. Esa sublimación nace del atolladero del deseo a su paso a la materialidad significante. En Freud toda sublimación sería una salida de la libido que no pasa por la represión ni termina en un objeto sexual, pueden ser obras, construcciones… La sublimación implica el deseo pero sustituye lo que tiene un fin sexual por otra cosa y queda por fuera del cuerpo

    En Gide, en tanto homosexual, hay una doble relación con el objeto:
Objeto narcisista: exigencia del falo en los jóvenes desgraciados.
El amor idealizado (falo embalsamado).

    Respecto de las identificaciones:
    1º En la neurosis “si lo es no lo tiene”
    2º En el perverso hay una inversión “lo es y lo tiene”

    La mujer, en el inconsciente, “lo es y lo tiene”

    En Gide, él tendrá el falo en los jovencitos y lo es para “ese amor uraniano” (falo embalsamado).

    Al final, Lacan hace un cierto elogio de la perversión. Habla de que la perversión refleja la protesta a la uniformización con el “para todos lo mismo” a un conformismo con el para todos y con el orden de las normas que estabilizan las diferencias. Por eso se opone a la normalización, a los conformismos, “hasta hacerlos estallar”.

    En la perversión hay una renegación, no hay negación ni represión.

    ¿A qué llamaríamos perversión hoy? ¿Cuál es el valor de la protesta en la perversión hoy en día? Hoy en día, sólo llamamos perversión al no consentimiento del partenaire.

    El uso que hace Lacan de Gide y de la perversión es que haya una reconversión del deseo en esa producción simbólica.

    Para finalizar, un punto notable para la ponente fue la justa percepción de que la acción analítica pasa por el deseo del analista y es la primera vez que Lacan habla del deseo del analista, como aquello a lo que va uno a confrontarse cuando va a un análisis. ¿Cuál debe ser ese deseo del analista? El deseo del analista debe ser un deseo vacío para producir la paradoja de ser “los parteros” del deseo, el de hacerlo advenir. ¿Y cómo se logra esa posición? Lacan da una opción además del análisis y la supervisión de casos: “…quizás con un gramo de poesía o de fantasía… Es lo más digno que se puede esperar de un análisis”. Tiene que ver con la invención, con la poesía, con encontrar las palabras con las que cernir (aunque solo se pueda tocar un poco) lo real.

    Y así concluyó el Seminario dedicado al deseo, concluye, como hace a veces Lacan, con conclusión y obertura.

Socorro García

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