El fantasma fundamental. La forma del corte. Corte y fantasma. La función de la hendidura subjetiva en el fantasma perverso.
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Conferencias y debates 2024 - 2025

Curso de introducción al método psicoanalítico

El fantasma fundamental. La forma del corte. Corte y fantasma. La función de la hendidura subjetiva en el fantasma perverso.


Reseña de la clase impartida por Fabian Fajnwaks


Jorge Cordi Brons


Reseña de la presentación de Anna Aromí de los capítulos 20 al 23 del Seminario 6 de Jacques Lacan: El deseo y su interpretación, en el Seminario del Campo Freudiano en Granada el 9 de abril de 2016.

Agradesco la desgrabación realizada por Isabel Junco, psicoanalista en Almería y socia de la sede en Granada de la ELP.

Comienza la sesión desarrollando el Capítulo XX, El fantasma fundamental.
En estos capítulos Lacan afina la construcción de lo que el llama el fantasma fundamental, es además el título que Jacques Alain Miller ha dado al Capítulo XX, luego de haber abordado en el seminario, la construcción del grafo, el lugar del deseo a partir del sueño del padre que no sabía que estaba muerto, y del análisis del sueño del paciente de Ella Sharpe.
Podemos decir que el Seminario VI, se divide en una parte que construye el grafo y otra en la que establece el fantasma fundamental; construcción que tiene singularidades, como que el objeto a es real pero no en el sentido que lo conocemos, fantasma tampoco es la elaboración que nos atraviesa gracias a el Seminario XIV. Se trata de la confrontación armónica en la reunión del losange, del sujeto barrado y el objeto; atendiendo al desarrollo, podemos decir también que lo es del significante y del objeto.
En cualquier caso -nos dice Miller en la presentación del Seminario- el Seminario VI explora algo poco explorado, que se encuentra más allá del significante que es designado como fantasma.

La cuestión del fantasma fundamental es central en este seminario y en los capítulos que comentaré y en los que quedan hasta el final del seminario. Lacan abordará este término que introdujo en el grafo, combinando la división del deseo con el objeto pequeño “a” que como saben, no tiene aun, este objeto en el seminario El Deseo y su Interpretación, el estatuto de real que Lacan acordará mas tarde en su enseñanza, especialmente a partir del seminario de La Angustia.
Lacan está en este seminario como adelantado así mismo, aborda el fantasma como le conocemos nosotros, porque hemos seguido el desarrollo que hará mas tarde en su enseñanza, pero ya avanza un término que no termina de definir y que va a oscilar entre lo imaginario y el objeto a, pero lo real que Lacan introduce aquí, uno se pregunta a que hace referencia realmente, no es la realidad, aunque por momentos se confunde con ella. No define si es lo real en el sentido que le dará después, como lo excluido de lo simbólico, lo sinsentido, o sea que es como que Lacan se anticipa a sí mismo, hablando de algo que no especifica y que tomará forma mas tarde.

Este adelanto de Lacan, como le sucede a un sujeto cuando efectivamente habla y ya está adelantando algo de lo que va a definirse mas tarde, como lo que Lacan proponía conjugar como el futuro anterior, habrá sido tal cosa. Este tiempo verbal tan particular que es el futuro anterior, que se conjuga a partir del futuro. El objeto a habrá sido en este seminario algo que se sitúa justamente entre lo imaginario y lo que es lo real, no como lo conocemos.
Además hay que recordar que la dimensión del fantasma, el término mismo, no se encuentra en Freud. Fantasma es un término que Lacan introduce pero no existe en alemán. En alemán tenemos la fantasía, término que encontramos en Freud, el fantasear como actividad psíquica. En ningún momento Freud habla de fantasma. Freud evoca la actividad misma del fantasear en su texto, de difícil lectura, “Pegan a un niño”. Lacan comenta este texto en la clase siguiente. En este texto de Freud describe tres momentos de la fantasía se pega a un niño.
El primer momento, que en la mayoría de sujetos que ha recogido esta fantasía, se trata de sujetos femeninos, que imaginan que pegan a un niño, un hermanito, un niño que les es cercano y que es el padre el que ejecuta el castigo sádico, el propio sujeto es el espectador, y que en verdad lo hace porque el padre ama al propio sujeto.

Un tercer momento de la fantasía que es como el resultado final, que no se sabe ni a quien se pega, ni quien es el ejecutante del castigo, y solo el sujeto reconoce la escena pega a un niño”, siendo en un primer momento una articulación imaginaria, y un segundo momento, que se construye en el análisis, y que Freud propone tratarlo de esta manera, que se construye en análisis y que corresponde al otro que es el propio sujeto, que es el propio sujeto al que el padre pega. Momento que se puede decir aparece forcluído, no aparece el enunciado en tanto tal y que por esta razón podríamos decir con Lacan, es el segundo tiempo en el que es el sujeto mismo quien es golpeado por el padre, el lugar del real, respecto a los otros dos que responden a una articulación imaginaria de la fantasía.Texto de 1919, que responde al giro de los años 20, en que Freud opera en la teoría, produciendo los conceptos de pulsión de muerte, la repetición, y el problema económico del masoquismo.
Es este tercer momento, el propiamente masoquista, designa una posición del sujeto en tanto objeto en relación al Otro, lo que el fantasma va a poner en juego, articulando la mirada como objeto pequeño a.

Cuando Lacan habla del objeto en este seminario, lo hace en términos imaginarios, mas bien como el i(a), como la imagen del objeto, como el semejante, sobre todo al comienzo del seminario, cuando comienza a construir el Grafo. En los capítulos se produce una báscula, y si bien nos describe al objeto bajo tres formas: el objeto pre-genital, la mutilación castradora, en relación al falo imaginario y la voz en la alucinación, que no son aún enteramente reales, Lacan nos dirá en el capítulo “Corte y Fantasma” página 441, en relación al corte, que éste está ya en juego en relación al primer tipo de objeto en el fantasma, el objeto pregenital. Se pregunta Lacan en este capítulo qué son los objetos del fantasma, si no son objetos reales. Cómo entender real aquí, ya que no dice que sean objetos de la realidad. Estos objetos reales que Lacan avanza, guardan cierto enigma, porque Lacan no tiene aun la concepción de real que tendrá mas tarde, y sin embargo lo deja inscrito en este estatuto. Como “pequeño quiste enigmático” en la teoría, ¿que son, si no son otra cosa que objetos reales?. Es como que Lacan ya estuviera pensando en otra cosa, ya estuviera pensando en lo real tal como lo definirá después, pero no lo dice en el seminario, no dice la verdad de lo verdadero, como le reprochaba Laplanche…

En esta misma página, dice que el corte permite a lo real del sujeto de introducirse allí, en relación con algo que hay que llamar lo real, pero que no se encuentra simbolizado por nada. Ya empieza a perfilar la definición de lo real. Es como si Lacan se diera cuenta que lo imaginario no le alcanza ya para definir a éste objeto, bajo la forma de i(a), que se encuentra tomada en la relación con la pulsión. En el capítulo “El Corte y el Fantasma”, habla de la relación de la repetición a la pulsión, pero aun no puede inscribirlo directamente, en el registro de lo imposible a simbolizar que implica a lo real.
Es sobre todo en el seminario siguiente, “La Ética del Psicoanálisis”, cuando introduce la dimensión de la Cosa y de la pulsión de muerte, cuando éstos términos serán abordados a partir de lo que Lacan llamará el deseo puro, aislando éste deseo puro en la posición de Antígona, lo que le permitirá avanzar en la conceptualización de lo real, a la que procederá a partir del S.X “La Angustia”.
En el comienzo del capítulo XX, Lacan señala algo sobre el fantasma fundamental que le parece merecer ser resaltado: el psicoanálisis no es simplemente una psicoterapia, si lo fuera no habría durado mas de un siglo, sino que el psicoanálisis implica una nueva manera de abordar al hombre, seria y auténtica. Nueva en lo que tiene para aportar, seria en sus alcances que ha convocado a otros saberes, filosofía, sociología, antropología, epistemología…etc, y auténtica, gracias a resultados que son de otro orden, frente a resultados precarios y discutibles de las otras psicoterapias. Lacan no niega que el psicoanálisis es una psicoterapia, solo que no es una psicoterapia como las otras.

Lo más característico dice Lacan de Freud, es la Cosa freudiana, es éste real por el que se encuentra tomado el psicoanálisis, y este real no es otra cosa que el deseo. Lo que resultaba contradictorio en ésta época, es el esfuerzo de los psicoanalistas en hacerle perder al deseo el acento original que tenía y que sigue teniendo aun. En aquella época los psicoanalistas se empecinaban en reducir lo que se podía presentar en el registro del deseo, a las exigencias de la preformación orgánica, llevándolo por vías trazadas de antemano. Lacan nos recuerda que el deseo se presenta, en la articulación analítica de Freíd, con un sentido de lujo, o del término inglés de lust que significa codicia, lujuria, incluso como el alemán, donde el lustprinzip oscila entre placer y deseo, algo del orden de lo exuberante. En la experiencia, el deseo se presenta como un trastorno, trastorno de la percepción del objeto, ya que el sujeto no percibe su realidad sino más bien a partir del deseo. El objeto aparece como degradado, desordenado, sacudido, y el sujeto podría hasta disolverse en el, es decir, ningún proceder que tenga que ver con algo del orden de la realidad, de lo orgánico o de los registros de la necesidad. Nos recuerda Lacan aquí que ninguna vía articulada en siglos, respecto de la búsqueda del hombre, no ha sido hecho sin considerar la búsqueda por el hombre de su bien. Todo el pensamiento filosófico, durante siglos, no ha formulado una teoría moral del hombre, en la cual el principio del placer no se haya encontrado decidido en el principio del hedonismo, lo que supone que el hombre, en lo que tiene de mas humano, buscaría su bien y el placer, y solo, a título de accidente, sería llevado en la experiencia, a los errores y las aberraciones del deseo.

Es con Freud que aparece, por primera vez en la historia de la humanidad, una teoría del hombre cuyo principio es que éste se encuentra en una contradicción fundamental con todo principio hedonista, que lejos de buscar su placer, en sus síntomas, en la articulación que la pulsión de muerte encuentra en el…., a través de la repetición, lo que pone mas bien en evidencia es que lo que el hombre busca es su propio mal, su destrucción. Contrariamente a lo que una idea armónica y optimista del desarrollo humano, nos dice Lacan, podría hacer creer, no existe ningún acuerdo preformado entre el deseo y el campo del mundo. El deseo se presenta como siendo siempre excéntrico respecto al campo ordenado, delimitado en que se presenta el mundo, donde se cree que cada cosa tendría su lugar, y debería armonizarse con una posición predeterminada por Otro.
Esto es quizás mas difícil de sostener hoy, en una época en la que el Otro no existe mas, época de las identificaciones flojas, donde ya no se tiene tanto la idea de que cada cosa tendría su lugar, aunque podamos constatar hoy día, que algunos piensan que un hombre debería ser un hombre, una mujer una mujer y una pareja lo que se supone que es una pareja. El comentario de texto de Glover supone que el deseo mismo sea igual a la realidad, lo que supondría la anulación pura y simple del deseo. Lacan indica la paradoja presente en esta cuestión ya que la maduración del deseo es lo que le permitiría al mundo verse realizado en su objetividad. Términos en curso en aquellos años entre los analistas, con la idea paradojal, como señala Lacan, que al final del análisis, el deseo deba corresponder a la realidad, si no es otra cosa que la desaparición pura y simple del deseo mismo. Por eso Lacan indica aquí una paradoja, una suerte de normalización del deseo, una suerte de normalización de la figura del psicoanalista, que seguramente es también la que se practica aun en las sociedades de la IPA, con un ideal del final del análisis, identificación a una idea o a un ideal de lo que debe ser un analista, no del suyo sino de aquel que cree saber que es ser un analista. Lo mas opuesto al pase, donde se parte de la idea de que no se sabe lo que es un analista, y se espera del pasante que nos enseñe algo de eso, no a partir de la identificación a un ideal del analista, sino mas bien a partir de los puntos de desidentificación con lo que el fue como sujeto para el Otro, en su erección de ser hablante.

Nos explica Lacan en el apartado 3, cual es la estructura y la función del fantasma fundamental, escribiendo la fórmula S barrado rombo “a”. Nos dice que la forma verdadera de la pretendida relación de objeto, no corresponde en absoluto con lo que se ha articulado hasta el momento de ésta relación, articulando al sujeto, un elemento simbólico, con el elemento aun no real, aunque aquí este objeto oscila entre imaginario y elemento de la realidad, pero devendrá el objeto. La función del fantasma fundamental es asegurar la estructura misma de corte, de deseo, en una perspectiva sincrónica que, y esto es fundamental, en todo momento y en toda situación, el fantasma se presenta como una constante invariable, que se fija en un momento del devenir biográfico de un sujeto, es decir a lo largo de la diacronía, con el que responde cada vez que se ve solicitado, en general, frente a la falta del Otro.
Ven que hay una línea que sube a nivel del deseo, en la medida que se acerca al fantasma y que no le toca, en realidad a este lugar del mensaje que es el significante de la falta en el Otro.
A renglón seguido, utilizará Lacan una fórmula, que volverá en todo momento aun en la clase siguiente del seminario. El deseo nos dice, se sostiene en una relación de confrontación al fantasma fundamental. Eso está representado en el Grafo del Deseo por el vector punteado del deseo, que va como a confrontarse con el fantasma, que no lo toca, no llega a tocarlo, no llega a realizarlo y que en el momento que se acerca al fantasma, bifurca por un lado, al significante de la falta en el Otro y por el otro, baja al lugar de la significación al Otro.Lacan hace vectores enteros y punteados en el Grafo. Saben que los vectores en punteado en el Grafo, corresponden a lo que no puede ser enunciado por el sujeto. En la línea del deseo, apuntando al fantasma que no lo alcanza, podríamos decir ya que el fantasma sostiene al deseo y es esta misión de sostén, lo que asegura lo que Lacan llamará aquí esta función de confrontación del fantasma con el deseo. Si el deseo alcanzara al fantasma en este punto, si lo realizara, no habría ya deseo, nos encontraríamos más bien en el registro del goce, es decir, de lo realizado, de lo obtenido, mientras que el deseo se sostiene esencialmente a partir de una falta, y de una dificultad entre el placer buscado y el obtenido. Mientras que al nivel del goce tenemos la homeostasis. Esta diferencia entre el placer buscado y el obtenido del deseo es el hecho que el deseo se confronte al fantasma, pero que no lo toque, no lo alcance.Lacan nos habla también en este capítulo XX, de una tercera perspectiva, es la que concierne al sujeto que se constituye como deseo en una relación tercera con el fantasma. Es en tanto éste implica una relación del sujeto con el objeto.

Sitúa estos puntos en el Grafo. Lacan dice aquí algo que le parece importante (por situar estos puntos del caso) y es que, página 406, el objeto pequeño “a” se define ante todo como el soporte que él será, en la medida en que flaquea su certeza de sujeto, en la medida en que flaquea, que desfallece su designación como sujeto. Cómo entender esto, que el objeto del fantasma viene a responder al desfallecimiento del sujeto, donde se expresa por ejemplo la falla del Otro o sea, aquí arriba, lo que podría provocar un fading del sujeto, en ese momento el sujeto responde con el objeto del fantasma, cuando confrontado a éste punto en que el Otro no se deja reducir a este lugar que le asignaba, cuando confrontado con esta falta en el Otro, en su caso respondía con este circuito, respondía con el objeto en el que buscaba encerrar al Otro en el lugar del objeto anal.

Volviendo al texto, Lacan va a hablar de la castración a partir de la página 407, nos dice que la castración es el descubrimiento esencial del freudismo, y que ella está en juego, una vez que se manifiesta de manera clara el deseo. Precisa, para aclararnos este punto, que del mismo modo que la función de shifter, aislada por los lingüistas, que es la de conductor de la frase, como el yo del enunciado por ejemplo, el objeto que no es simbólico dice Lacan aquí, sino real, sin definir lo que es real para el, es la de intervenir para soportar en el momento en que el sujeto desfallece, designando allí la instancia del deseo, y esto en el Eje sincrónico, es decir a todo momento en que el sujeto es solicitado por la falta del Otro. El objeto, dice Lacan, es efecto de la castración, y no objeto de la misma, no dice que el objeto de la castración es el falo y se trata de un objeto que no puede verse, a diferencia del flatus oloroso en el que E. Jones había reconocido nada menos que el Santo Espiritu o aun de los miembros dislocados en el cuadro de J.Bosco, ha legado en su maravillosa pintura, que el Falo no se ve, los únicos que los vemos son los psicoanalistas.Es el objeto en el que se concentra la mirada, si seguimos la línea vectórica que Lacan nos propone, pero que se encuentra ausente por ejemplo en el cuadro de La Bordadora de Renoir, donde no se ve el punto central del cuadro, la aguja con la que la bordadora está bordando, todo converge en el cuadro a un punto central que falta, que es la aguja con la que la bordadora borda, formidable saber de Renoir de introducir ahí algo del Falo. O La tormenta en alta mar, del genial acuarelista inglés Tornard, en el que se deja adivinar un barco en medio de la tempestad, que el pintor decidió no mostrarnos. Ponen en juego lo mas propio de la acuarela, hay que pintar rápido porque se seca y deforma las imágenes.Tornard nos muestra una tempestad, logra mostrar lo que es efectivamente una tempestad en alta mar, y con la misma técnica de acuarela, logra esconder el barco que se deja solamente adivinar como un contorno, como una filigrana detrás de esa masa de agua que se agita, entre la tormenta y el océano.

Pasa luego Lacan, en el apartado 4, a proponer un cuadro un poco complicado que declina la sincronía de la dialéctica del deseo y que va a permitirle aislar el lugar del objeto pequeño “a”. Es un cuadro un poco curioso ya que uno podría suponer que viene a dialectizar el Grafo del Deseo. Si el grafo fuera solamente lo que permite dialectizar, esquematizar, la estructuración diacrónica del deseo, cuando en realidad, el Grafo del Deseo puede leerse no solo en una estructuración diacrónica de la constitución del deseo, sino también en un eje sincrónico a partir de la palabra, es algo que se juega en lo actual, a nivel de la palabra, a partir de los dos niveles de la demanda. Entonces si este cuadro fuera diacrónico, solamente podríamos pensar este cuadro, en la sincronía faltante en lo diacrónico, cuando en realidad, el Grafo del Deseo es diacrónico. Si el grafo del deseo también es diacrónico como entonces entender este cuadro. Este cuadro le permite a Lacan desplegar lo actual en lo sincrónico, como se articulan en la demanda, el Otro, el sujeto y el objeto, y lo hace efectivamente a partir de lo actual, de lo sincrónico.

Lacan parte de la demanda (de la gran D), representada por éste término, diciendo que la relación sincrónica va a establecerse, en la medida en que la que se encuentra esta barra vertical que representa la división, la barra que separa los dos términos, y que la dialéctica va a estar representada por el pasaje de un nivel a otro. El cuadro se va a leer así.
Esta demanda, en cuanto a su fundamento, es el Otro como lugar más primordial del sujeto, en tanto lugar de la palabra y de la demanda. Es el A que representa al Otro, que se encuentra dividido por la demanda, y este Otro no es un Otro completo, en la medida en que el mismo, es objeto de la demanda del sujeto, lo que va a instituir la dialéctica que va a dar lugar al objeto pequeño “a” en éste nivel. De este modo, la demanda aparece dividida por el hecho de que existe el Otro. La demanda no divide al Otro, sino que divide a la demanda. No va a retomar Lacan esto.

Es inédita esta división de la demanda, la demanda es dividida por el hecho de que existe el Otro, y que hace que el sujeto no pueda satisfacer esta demanda, ni estar satisfecho por ella y que sustituye a toda necesidad, instaurándose así la dimensión del deseo. En la medida que el Otro pueda satisfacer o no esta demanda, en sus idas y vueltas, su ausencia y su presencia, según Lacan, lo que aparece en estas idas y vueltas del Otro es un sujeto real: S (r). Se trata del sujeto en tanto se encuentra a-sujetado a Otro, que Lacan va a decir aquí también es real. Es real, en tanto este Otro es el lugar de la encarnación de aquello que puede satisfacer o no la demanda. Existe el Otro simbólico, como lugar del Otro, aquel que puede dar o no dar el objeto, que satisface a la demanda del sujeto. Pero existe un Otro real, y este Otro real, existe también en esta madre que va y viene y puede frustrar la demanda del pequeño, la demanda oral del objeto de la alimentación, por ejemplo. Es como Otro de la realidad, es el Otro real, pero corresponde más bien a Otro de la realidad. Este Otro se encuentra encarnado en alguien que tiene un interés particularizado por el sujeto, y al que el sujeto dirige su demanda. El Otro hace pasar la demanda del sujeto a la demanda de amor, en tanto que el puede estar presente o ausente. Entonces, a partir de ésta demanda dividida, se instaura este sujeto real que es afectado por la división de la demanda y por el hecho de que la demanda puede estar o no estar, y en tanto esta demanda no es solamente pedido de objeto sino en tanto es demanda de amor principalmente, la respuesta del Otro a ésta demanda, opera como signo de reconocimiento del Otro por el sujeto. La demanda se escinde en tanto comporta otra cosa, exactamente una demanda de amor. Esto justifica que Lacan barre a la demanda, D/, que no es solo demanda de amor sino un pedido, entonces este pedido divide a la demanda que además es demanda de amor.

Lacan formaliza así, en este momento esta división. A su vez el Otro se encuentra a partir de aquí, dividido, en el mismo despliegue, y esto se da simultáneamente, porque no se podrá saber nunca que es lo que el desea, no hay una palabra, significante último, para nombrar lo que el Otro desea, no es Otro que se pueda decir una conciencia de sí, como en la filosofía, respecto del saber, Es Otro que no da una garantía última, de lo que él valida del lado del sujeto. Lacan señala aquí esta fórmula que ya ha introducido en el seminario, que no hay Otro del Otro, es un Otro que carece, no tiene una garantía final. A partir de aquí nos recuerda Lacan y no a partir del Otro real, sino del Otro que está respondiendo a la demanda del sujeto.
De la demanda del Otro real, Lacan va a pasar a una demanda que no es demanda del objeto, digamos de la satisfacción de la necesidad, sino a un objeto de reconocimiento, a un objeto que reconozca la demanda del sujeto como una demanda de amor, es decir, a un mas allá de la demanda. A partir de aquí el sujeto mismo aparece siendo real, frente a un Otro real que encarna este lugar de la demanda. Es como si uno fuera desplegando una especie de rollo en el que estás cuestiones se encuentran como condensadas. A partir de aquí, el sujeto tiene que vérselas con este Otro, que siendo el Otro real de las idas y venidas puede satisfacer o no las demandas de amor, pasa a ser Otro barrado, que no es el Otro real o el Otro de la demanda en la realidad, Otro que carece de una garantía última para decir que es lo que realmente desea.

Finalmente, es exactamente lo que abre al 2º piso del Grafo, cuando mas allá de la validez o del reconocimiento que el Otro hace del discurso del sujeto, este reconoce, ¡ah bueno!, me dice que no entiende pero en realidad qué desea, abriendo a este circuito que Lacan pone en línea punteada, como no pudiendo articularse.
Este desarrollo es como lineal en la sincronía, una condensación muy resumida de lo que es el Grafo del Deseo a nivel sincrónico, para introducir la función del objeto respecto del deseo y del hecho de que el objeto viene a recompensar, el hecho de que el sujeto no se puede situar en el deseo mas que castrándose, es decir, perdiendo lo más esencial en su vida. Lacan nombra al final del capítulo XX un aforismo de Simone Weil “La Pesadez y la Gracia” en el cual esta filósofa busca fundamentar el sentimiento de amor y el sentimiento de creencia en Dios, a partir de una Física de los gases. Busca fundamentar por un método científico lo que sería algo de la creencia o de la fe, no en el sentido religioso sino en tanto Otro que puede faltar. En el libro hay un aforismo “si se supiera lo que el avaro encierra en su cajita, se sabría de su deseo. En referencia a “El Avaro” de Moliere y a la cajita de Arpagón, el personaje ha enterrado en su jardín. Qué tesoro encerraba ésta cajita, pregunta el comisario de policía. Diez mil ecus que me han devuelto ayer dice Arpagón, afirmando al comisario de policía, que se trata de ecus en luíses de oro, bien contados, sonantes y resonantes Este redoblamiento, busca hacer surgir el valor de goce de este objeto escondido en el jardín, retirado del circuito del dinero, en su dimensión anal. El avaro encierra en la cajita, el objeto de su deseo, mortificándolo, lo quita del circuito de los objetos, y del circuito del deseo mismo, lo mortifica como el obsesivo, es decir, preserva su vida, encerrando el objeto de su deseo en la cajita, y este objeto se encuentra así mortificado, es la relación que el obsesivo establece con sus objetos, en el que figura también su partener. Sanciona así la formula siguiente. Dice Lacan, quien quiera preservar su vida la pierde, pero no por eso hay que concluir que quien consienta a perderla, la encuentra así de una manera directa. ¿Cómo la encuentra?, a través de una línea condensada a través del Falo, aquello que consiente a poder perder en la castración, entrando en el juego de la castración, para poder encontrar este más de vida, este plus de vida, a partir del Falo, en una suerte de paradoja, porque tiene que encontrar como Falo, aquello que consintió en perder. Entonces el falo viene a designar éste objeto que consiente en perder, y una vez que ha consentido en perderlo, va a recuperar como un plus, como un más de vida, que viene a sustituir a la pérdida De este modo, afirma Lacan, como este Grafo simbólico del deseo, permite situar la posición del pequeño “a” en una dialéctica con el Otro a través de la demanda y no como siendo un objeto, por ejemplo, genéticamente perdido en algún momento, en que una elección primera o primordial permitiría producirlo.

En la lección que Jacques Alan Miller ha nombrado como “La forma del corte”, Lacan nos da una forma bastante clara de lo que es el fantasma, y nos dice que el objeto pequeño “a”, entra en juego en un complejo llamado el fantasma y que es en este objeto que el sujeto encuentra un soporte en el momento en que se desvanece, ante la carencia del significante que responda por su lugar de sujeto, en el nivel del Otro, página 418. El fantasma, señala, punto importante, cuando el Otro se manifiesta, no hay respuesta por el lado del significante a la falta en el Otro, y es el objeto el que viene a responder aquí, poniendo en juego entonces al fantasma. Un párrafo más abajo, nos dice que el fantasma no es otra cosa que ese enfrentamiento perpetuo, entre la S tachada y la “a” minúscula. Revela el tipo de relación de enfrentamiento que se establece entre los dos términos que se revelan heterogéneos. El sujeto es simbólico, el objeto es real . Siendo heterogéneos no pueden más que enfrentarse.

El sujeto es el que se deduce de esta relación con el objeto, el que se encuentra con muchas inhibiciones, el que esperaba que fuera el Otro quien tomara la iniciativa, reteniendo o procastinando el deseo, que guardaba para sí como fue su caso. El objeto era aquel que se preservaba, se guardaba bajo tierra como en el avaro, bajo siete llaves, haciendo el deseo imposible. Esta retención, éste guardar lo que pulsionalmente se inscribía como comportamiento anal, cuando decimos el objeto pequeño “a”, es el que efectivamente se desprende del cuerpo, el objeto parcial y las metáforas a que da lugar. Pero leemos también como el objeto pequeño “a” es un objeto imaginario. Lacan nos da esa respuesta, en ese momento, que surge como supliendo el significante que falta, es el elemento imaginario, término correlativo de la estructura del Fantasma. Este objeto es el que detiene al sujeto delante de su propio sincope, la inversión pura y simple de su existencia. Fíjense que aunque Lacan lo teoriza como siendo un objeto imaginario, lo trata mas bien como un elemento real, atribuyéndole una función sincrónica. Y nos explica ésta función sincrónica diciéndonos que se trata de el lugar que ocupa el fantasma en la referencia del sujeto a sí mismo, cuando es llevado a esta pregunta, de lo que él es en el nivel del inconsciente, cuando se ve en suma llevado por la pregunta acerca de lo que el es- lo cual es la definición misma de la neurosis, página 420.

¿Qué soy para el Otro? nos dice Lacan que el sujeto es la nominación misma, pagina 420, en el momento del deseo se apunta a una nominación- que revela ser desfalleciente- del sujeto. El sujeto en el fantasma está al borde de esa nominación, y eso es lo que define su papel estructural.
El analista da importancia a esta referencia de Lacan a la nominación, ya que Lacan dará una gran importancia a la nominación, años mas tarde en su enseñanza. El NP será también el nombre privilegiado que permite nombrar el conjunto de los efectos de significación, como dice en los Escritos. Mas tarde cuando a partir de El Reverso del Psicoanálisis, Lacan ponga en cuestión al padre freudiano, el padre de la horda primitiva y de Tótem y Tabú, definiéndolo como el sueño de Freíd, la manifestación de su deseo, y proceda a interrogar el alcance del complejo de Edipo, tal como lo articuló Freud. El NP pasará a ser un nombre mas entre otros.Antes de pasar a las tres formas del objeto pequeño “a”, que Lacan propondrá aquí, evocará en que espacio se articula esta relación al objeto que articula el fantasma al nivel del corte, el corte con el Otro, en el punto en que el sujeto no dispone de un significante para poner en el lugar del Otro. En el momento en que viene a faltar en sus idas y vueltas, dando lugar así a la falta, a los intervalos, al corte que se abre, en discontinuidad, que supone el discurso del inconsciente entre el Otro y el sujeto.

Lección XXI, La forma del corte. En ese corte, va a situarse lo que Lacan nombra el objeto imaginario del fantasma. Lacan va a demostrarnos en que éste objeto del fantasma, tiene la forma del corte, en una lista que no es exhaustiva, las tres formas del objeto, que son el objeto pregenital, el falo imaginario, y la voz en el delirio. Los tres tienen forma de corte.
En cuanto al primero, el objeto pregenital, es el objeto del que el sujeto debe cortarse, debe separarse, para poder constituirse como sujeto. Al nivel oral, es aquello que lo nutre y que se corta, porque se lo retira o bien, es aquello de lo que el sujeto mismo se corta cuando este objeto tiene tendencia a estar muy presente. Es el pezón o la tetina de la que el sujeto se separa, porque se le retira o bien, porque el sujeto mismo se separa, rechazándola o incluso vomitándola, en el caso de niños vomitadores o anoréxicos que buscan cavar una falta en el Otro, que se presenta como muy completo, sin fisuras, sin falta. En la medida en que el Otro materno se retira, aparece como pudiendo dar o no dar el objeto,según su capricho. Esto aparece funcionando como el Otro de la demanda, a quien se le va a demandar que ceda éste objeto, que tomará ya a este nivel el estatuto de un don, perdiendo así su exclusivo valor de objeto de la necesidad. No se trata ya de la leche o de la papilla, que la madre da, sino del objeto, que construye en este espacio transicional, citando a Winnicot. Recordar que Lacan decía elevar la idea del pequeño “ a”, al objeto transicional de WinnicotAl nivel anal, es el excremento, primera producción corporal, que deviene la forma más significativa de su relación a los objetos. Debe aceptar ceder este objeto al Otro, que aparece demandando este objeto. Evoca aquí a las constipaciones precoces de la primera infancia, chicos que respondiendo a la demanda de goce del Otro, aparecen reteniendo este objeto, alimentando así el circuito de la demanda del Otro en este caso. Los objetos voz y mirada se articulan a partir del corte también, pero lo hacen de un modo diferente, relacionándose no ya con la demanda del Otro, o al Otro, sino con el deseo al Otro, tratándose de los orificios corporales de éstas zonas de borde, por ejemplo lo que sucede en las psicosis y en los autismos, donde esta zona de borde, no se construye, y no hay extracción del objeto parcial. Lacan evoca aquí, y es el único lugar de su enseñanza donde hace mención a esto, la respiración, el hecho de que la respiración no produzca un corte, como los otros, ni un objeto en consecuencia. La respiración es ritmo, nos dice Lacan, alternancia vital. No es nada que permita sobre el plano imaginario, simbolizar o inscribir precisamente, aquello de lo que se trata, un intervalo, un corte con el Otro. Sin embargo, podríamos alegar, que existen trastornos de la separación, que aparecen en algunos momentos de la vida del sujeto, como por ejemplo, en el asma o las dificultades respiratorias, sin darle el estatuto forzado de fenómenos psicosomáticos, que se producen sin embargo, en el momento de una separación difícil, dificultosa con el gran Otro. Respecto de la segunda forma del corte, del falo imaginario, este que falta al cuerpo femenino y materno, este se presenta bajo la forma de la mutilación, que es arrancado al cuerpo, o se produce para que el sujeto logre la realización de sí mismo. En las tradiciones de los pueblos primitivos, en los ritos de iniciación, el corte implica el pasaje a una marca, zona significante, permitiendo introducir lo simbólico, marca en lo simbólico.

El ejemplo mas inmediato que tenemos es la circuncisión de la cual Lacan hace el elogio en el seminario X, La Angustia, ya que fuerza esta inscripción del sujeto en la ley del significante. Nos dice y la palabra tiene su fuerza aquí, que la mutilación que representa el falo imaginario, es el índice de una realización del ser en el sujeto, en cuanto viene a marcar su entrada en el universo de lo Simbólico. Nos habla también de la detumescencia, que permite, siendo imaginaria la mutilación en cuestión en el órgano fálico. que se ofrece a la función de corte mas allá de significar el falo la diferencia entre los sexos y nos habla también de un síntoma neurótico y corriente que se ha transformado casi en un síntoma en nuestra época, el cansancio, el cansancio neurótico, en su relación a la detumescencia fálica, es decir a cierto desfallecimiento a nivel del deseo en los sujetos que les lleva a estar siempre cansados, son sujetos de este orden lo que le permite llamar la fatiga crónica born out, como los nuevos nombres de ese desfallecimiento fálico del deseo en los sujetos actuales, lo que a veces se acompaña también de la extensión del estilo deprimido de los sujetos hipermodernos de la época, en cuanto estos sujetos pierden la brújula de su deseo colmado con los objetos plus de gozar que hacen a mas goce mas superyo pero nada en el registro del corte que presenta significantiza este déficit. Lacan nos dice de una manera muy bella que el esfuerzo no puede nada a este nivel. No se trata de decirle al sujeto, pues bien haz un esfuerzo y anímate sino mas bien buscar que la fatiga es signo de ello, el significantizar este cansancio tratar de localizar el goce al que éste cansancio sirve. Observemos rápidamente que si Lacan hace del falo la forma del corte y del pequeño objeto “a”, mas tarde, en su enseñanza, diferenciará claramente a ambos al falo y al objeto a” , introduciendo además la distinción del falo imaginario y el falo simbólico I mayúscula y i minúscula que es aquella de la que habla aquí. El falo será el objeto de la castración y el objeto pequeño “a” el efecto de la misma. Aquí Lacan parece como pulsar las pistas haciendo del falo una forma del objeto pequeño “a”. El objeto pequeño “a” se escribirá mas tarde en su enseñanza, en el registro de lo real, a diferencia del falo imaginario y simbólico.

La tercera forma del corte, la función de la voz en el delirio. Es interesante como articula el objeto voz, como aquello que se desprende del cuerpo en su emisión, escandiéndose de la caja torácica, separándose de ella. Como le es necesario recurrir a la disolución de la cadena significante en su armado, en su consistencia, tal como aparece en las frases entrecortadas del presidente Shreber por ejemplo, para encontrar este fenómeno articulatorio y de corte que supone la voz. Es decir, para mostrar en esta desarticulación del lenguaje, el surgimiento del objeto voz en el delirio, donde este ejemplo tan particular de las frases entrecortadas, donde el sentido pierde consistencia.No dispone Lacan aun del modelo de la perversión y de la función del objeto pequeño “a” en ella, como desarrollará mas tarde en su seminario, donde hará corresponder a la voz del superyo, un dato sádico al que se somete el sujeto masoquista en su… de goce. Para recurrir a la desarticulación…. En el delirio, desarticulación de la cadena significante para hacer resaltar allí el lugar que la voz ocupa. Lo interesante del …la voz. Nos dice que no el ser que aparece ligado a la voz que nos interesa aquí, ese ser que encuentra en el tipo de voz (gruesa, fina, desfalleciente) que permite asignar un carácter al sujeto aunque sea este quien articule la voz. La voz del amo mira aquel que da las órdenes en su función de semblante, podíamos decir no es la voz en tanto se articula como lo que da sentido, es mas bien allí donde el sentido se deshace, se desarticula, se desvanece, como lo que… al delirio que la función real de corte de la voz aparece como articulación. Permítaseme señalar además ya que estamos en Granada, una ciudad de poesía que existe una tradición poética que perdura hoy….

La poesía contemporánea que busca más bien desarticular el lenguaje para producir efectos poéticos, lo llevan hasta el sinsentido para producir así como un síncope de la lengua, una caída del sentido por desatirculación del lenguaje mismo ycada una, cada lengua con sus recursos propios. Evoca a los poetas americanos del grupo language…. De los años 70, que llevaron hasta el elemento silábico el poema para decir que la poesía contemporánea no busca la metáfora, producir efectos de sentido sino cavar el lenguaje para producir marcas, desarticulación y alojar allí el poema. El sujeto es la metonimia del ser que se expresa de manera inconsciente. Luego dirá que es el fantasma quien encarna esta metonimia del ser ya que hace condensar un goce que se propone como ser del sujeto, mas allá de la falta en ser en que la cadena inconsciente se articula.
En el capítulo 22, articula el corte al fantasma, a través de dos lugares fundamentales, a nivel de la pulsión, y al nivel del significante de la falta en el Otro. La pulsión de este lado y la falta de sigte en el otro. En el capitulo 22 hace un comentario de este piso superior del Grafo, lo que permite situar de manera mas precisa el fantasma. Nos señala que mientras la línea que va de S de A / de la significación al Otro… la articulación de la cadena significante misma, la línea que va justamente del Otro a la pulsión es punteada porque no es accesible a la conciencia, no se articula en un discurso.
Del mismo modo que Lacan hace partir una línea punteada, el lugar del Otro en el piso del Grafo de la primera demanda, Lacan llama aquí la segunda intención del sujeto.Esta es la primera intención, la articulación de la cadena significante y el segundo piso es la segunda intención del sujeto, es decir la línea, el piso de la demanda misma, mas allá del nivel instaurado por la significación. La línea del significante, el sujeto va a dirigir las preguntas a este Otro, y es la línea punteada que sube, las preguntas porque, que?. Es el porque de los niños, que no buscan satisfacer el saber sino poner una falta en el Otro, saber cuando el Otro no va a saber responder, buscar más allá de la cadena misma la falta en el Otro, apunta a algo, que aparezca el despliegue de esta Demanda a dirigir al Otro. Que ponen una barra en el Otro, allí donde el Otro no puede responder. Es decir ¿Qué soy para el Otro?¿Que me quiere el Otro?, es ésta la pregunta que abre al segundo piso del Grafo y a la segunda intención del sujeto, articulada ya, por eso cruza, en el segundo piso, el eje del código en el lugar del Otro, y va para el lugar de la barra en el Otro. Nos dice Lacan, aquí no se trata de una interpretación, ni de un llamado al Otro, sino de una nominación. Volvemos a encontrar el término nominación que supone una operación real, articulada a la demanda dirigida al Otro, diré que es el sujeto para el Otro, articulada como si la nominación que el sujeto va a encontrar para sí mismo, mas allá de los significantes que despliega en el primer piso, en el primer nivel de la intención en relación al Otro. Lacan, dice que el deseo del analista no es un deseo puro, es un deseo que está contaminado por el fantasma. Hay algo del fundamento neurótico, el deseo del analista estaba marcado por esta dimensión pulsional, que se depura, que se limpia en el análisis y que permite dejar como saldo un resto, algo del orden de la fijeza, que aparece ya como degradada del elemento pulsional, de fijar al Otro o fijarme al Otro.

Para terminar, respecto de la fórmula del fantasma que significa esta confrontación del sujeto barrado con la demanda, que le permite a Lacan escribir el matema de la pulsión. La pulsión se articula a la demanda y se ubica en el punto en que la cadena de la palabra encuentra a la demanda. La pulsión se articula a la demanda, no hay otra forma de atravesarla más que en este cruce, ya que la demanda se articula a la pulsión. En la página 439, nos dice Lacan, que la demanda se encuentra en éste nivel mas allá de lo que exige, en cuanto la satisfacción de la necesidad, y se plantea como demanda de amor, instituye al Otro, este Otro a quien la demanda se dirige como aquel que puede estar ausente o presente. Para ilustrarlo, retoma la secuencia de la que hablaba en su caso, la pulsión que articulaba la demanda de conocimiento por Otro, con la coalescencia de la mirada y del objeto anal. Con la mirada del Otro, buscaba ubicarse respecto a el como objeto, y buscaba al mismo tiempo servirlo como objeto a el. Esto vehiculizaba la demanda de reconocimiento como demanda de amor, pero al mismo tiempo, una forma muda de satisfacción pulsional. De niño no soportaba que su madre le cogiera la mano, cuando de niño andaba por la calle, o la búsqueda de la mirada aprobadora, que me cogiera o cogerme a esta mirada, para lograr un plus de más, si no creía no existir y caía del Otro. Un sueño de fin de análisis, en el que encuentra esta verificación de separación con el Otro, con la separación del objeto, le da la certidumbre de que el análisis ha terminado, se presenta al Pase con este sueño. Lo interesante para concluir de éstos capítulos, tomado en paralelo con su recorrido en el análisis, la introducción de éste fantasma no deja de admirarle, es cómo, con el análisis, se puede producir con la palabra algo del orden de lo real, algo que no tiene el estatuto de la palabra. Un aprendizaje que le ha dejado el análisis es que uno puede con lo simbólico atrapar algo de lo real, y diciendo esto, se opone un poco, también con mucha modestia a esta frase de Lacan que conocen. Lacan decía que el análisis es una estafa, una palabra fuerte de Lacan. ¿Por qué Lacan habla de la estafa analítica?. Lacan dice, cuando viene un sujeto le decimos que hable, que hablando, el sujeto va a poder aliviarse de sus síntomas, pero en realidad, hay una dimensión de estafa en esta afirmación, porque es muy difícil con lo simbólico, cernir algo de lo real que está en juego en los síntomas del sujeto. Que con la palabra va a haber algo de los síntomas que va a poder ceder, la estafa es decirle que hable, pero en realidad algo de lo real….. una intervención al nivel del fantasma, que va a permitir que el sujeto se sienta mejor. El fantasma fundamental es una categoría que Lacan traduce, es su manera de abordar el término fantasía de Freud. Es un término que se puede pluralizar por ejemplo, los ensueños diurnos, las fantasías sexuales, mientras que el fantasma fundamental es el fantasma en singular, siempre es uno, no es mas que uno, es justo aquel que da un ser de goce al sujeto, retomando el comentario de Javier, ahí donde el goce viene articulado al Otro, porque el fantasma fundamental siempre tiene un pié en el Otro, siempre articula una modalidad pulsional cuyo…pasa por el Otro, porque viene del Otro, Hay una especie de articulación que incluye al Otro y que permite dar un ser al sujeto por el lado del goce, metonimia del ser dice Lacan en estos capítulos.

Cuando dice que el Fantasma es una metonimia del ser, no dice metáfora del ser, no dice que cristaliza un ser en el fantasma, sino que en el Fantasma con este objeto plus de gozar que articula, que se constituye en la relación con el Otro, y si no lo articule con mi caso suficientemente podría retomarlo pero este fijarme al Otro, este fijar al Otro, articula en ese movimiento al Otro una… la idea del objeto anal, tener al Otro entre mis manos. Este objeto se produce en esa vibración con el Otro, como un más de goce como una nominación, y aquí retoma el término que planteaba Javier, de una nominación del sujeto, que se ubica del lado de la pulsión, en este momento del seminario de Lacan. Este paso que Lacan hace, le parece fundamenta, cuando pasa del ser en falta, el S/, al ser hablante, como una versión del cuerpo hablante, que es un término de Lacan. Agradece la referencia al fantasma. El vértigo es un índice de lo real, como el hecho de que ya no hay Otro. En ese momento en que el Otro desfallece, le aparece como una deconsistencia, una pérdida de consistencia imaginaria del cuerpo, el cuerpo vacila en el momento en que el vértigo aparece “me toma y va cristalizando como síntoma de cuerpo, de la falta en el Otro. Viene a indicar el real de la pérdida de la barra en el Otro, de la pérdida del Otro, que tenía tanta importancia como apoyo para el. Es la articulación que pudo construir de su síntoma. Sueño de salida de análisis.“En su barrio, en una avenida a la salida de su casa, voy caminado y hay una especie de enorme animal, mezcla de Oso y de dragón, medio dormido, pero con un ojo abierto y otro cerrado, que podía ser un poco inquietante, una presencia surrealista en medio de la calle, un animal que no tiene nada que hacer en ese lugar. Me topo con este animal sin angustia, es una cosa que pasa, esta ahí, y sigo caminando”. Apenas se despierta, decide el final de análisis.

Jorge Cordi Brons

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