La pregunta histérica. La pregunta histérica (II): “Qué es una mujer?”. El significante, en cuanto tal, no significa nada. Acerca de los significantes primordiales y de la falta de uno.
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La pregunta histérica. La pregunta histérica (II): “Qué es una mujer?”. El significante, en cuanto tal, no significa nada. Acerca de los significantes primordiales y de la falta de uno.

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Reseña de la clase impartida por Montserrat Puig


Mari Carmen Paniagua


Reseña de la presentación de Monserrat Puig sobre los capítulos 12 al 15 del Seminario de Jacques Lacan: “Las psicosis” en el Seminario del Campo Freudiano de Granada el 21 de enero de 2017.


Lacan en el cap. 12 retoma una afirmación del cap. 11: "El gran Otro es anterior al sujeto" (hay un movimiento de constitución del sujeto que va de A al sujeto en el esquema L). Primero está la estructura (el lenguaje) y después el sujeto ha de advenir a esta estructura. El significante está dado primitivamente, pero hasta tanto el sujeto no lo hace entrar en su historia no es nada.

Lacan, al introducir a la histeria trata de preguntarse sobre la función de este gran Otro al cual el sujeto se dirige. Lo que muestra el esquema L es que el eje simbólico queda obstaculizado y atrapado en el eje imaginario, es un obstáculo a la comunicación simbólica. El eje imaginario es realmente el yo, el lugar que construye el sujeto para sostenerse con el otro imaginario. El eje simbólico es el eje del reconocimiento como sujeto, eje de la pregunta y de la respuesta respecto al ser.

El esquema L con estos dos, ejes imaginario y simbólico, que se oponen pero también se entrecruzan respecto ¿a quién me dirijo yo? lo utiliza Lacan para mostrar que en el diálogo analítico no hay reciprocidad, el analista y el analizante no se encuentran en el eje imaginario, se trata de un diálogo asimétrico. Lacan va a tener que desplazar el lugar del analista como A (a lo que el sujeto se dirige) hacia “a” (el lugar del analista como objeto) y va a complejizar el esquema pasando por el esquema R, hasta el grafo del sujeto para poder situar la cuestión del goce.

¿Cómo funciona este esquema de la palabra en la psicosis? La palabra funciona en la psicosis con la exclusión del Otro. Es un Otro que no se encuentra en el lugar en el que el sujeto puede ir a buscar la respuesta de su enigma, un Otro que no se encuentra bajo la ley, y un Otro en el que el sujeto no puede historizarse porque no puede anudar la dimensión del deseo en él. Dios en principio es la figura del gran Otro. En Schreber Dios es una figura degrada de este gran Otro, al que no puede dirigirse preguntando ¿quién es?. Es un Dios que no comprende nada, no sabe nada de los hombres, es un Dios fragmentado.

En las psicosis las leyes del lenguaje no se encuentran anudadas al sujeto, el sujeto no está incluido en ellas, y el delirio es un modo que tiene el sujeto de poder estabilizar el mundo que se mueve continuamente porque no está ordenado. Schreber se encuentra en el registro de lo imaginario. En las psicosis está el lenguaje, el sujeto se inscribe en él, pero no está en la estructura.

Todo lo que tiene que ver con la comunicación analítica tiene estructura de lenguaje y está estructurado en el inconsciente. No quiere decir que el inconsciente se exprese en el discurso efectivo, no hay univocidad entre el fenómeno inconsciente y una significación. En la propia estructura del inconsciente se encuentra esta duplicidad entre significante y significado. Y el significante tiene su coherencia y sus características propias.

Lacan va a Dora para resaltar la disimetría del Edipo encontrado por Freud entre el niño y la niña, entre el lado hombre y el lado mujer. El hombre fijado a la imagen fálica y la mujer precisando dar un paso por el Otro, un rodeo de la identificación al padre, para tener ese acceso.

Seminario III “Las Psicosis”. 4a Sesión / Granada, 21 de Enero 2017

Lacan vuelve a insistir en las paradojas y entrecruzamientos de los ejes imaginario y simbólico para mostrar el funcionamiento de la neurosis. La neurosis recurre al yo porque en la pregunta que dirige al Otro, se encuentra con el eje imaginario. En Dora la pregunta ¿qué es ser una mujer? queda sin respuesta ya que se responde en términos de una identificación al varón.

En el cap. 14 Lacan diferencia entre signo, huella y significante. Dice que el signo está construido con el modelo animal. Hay un portador del signo y un receptor y está claro lo que significa. La huella es un signo separado del portador del signo, llama a la interpretación pero no engaña respecto al objeto. El significante, remite a la ausencia de otro significante, en tanto que un significante sólo vale por la oposición a otro significante. Un significante suelto no significa nada.

En esta primacía de lo simbólico, que las significaciones tengan un orden, estén ordenadas para el sujeto, unas leyes, eso también se tiene que producir en su elemento simbólico. Y por esto Lacan dice que hay significantes de base que organizan el armazón de la realidad para un sujeto. En un principio contradice su definición de significante, y los nombra significantes primordiales, (que no se presentan ordenando la realidad del sujeto por su función de oposición a otro significante), sino que su función es la de ordenar el campo mismo de los significantes y de las significaciones. Este gran Otro del esquema L tiene ya otra función, no solamente el lugar al que el sujeto se dirige, sino que este Otro está estructurado.

La psicosis está vinculada con una falta que se encuentra en la matriz de la relación de cómo el sujeto accede a un orden simbólico ordenado. El Edipo hace entrar al sujeto a través del deseo sexual en la estructura. Si esto no ocurre, no hay un significante primordial que organice las significaciones del sujeto Este significante primordial que está en el núcleo de la estructura de la matriz edípica, no está en función en la psicosis: es el Nombre del padre. Es la verwerfung freudiana, la falta de una simbolización primordial, algo que no se ha había realizado en el dominio del significante; algo que había sido objeto de la verwerfung reaparece en lo real.

Los temas de los delirios son los mismos que se pregunta el neurótico, que son los temas puestos por Lacan como límite a la simbolización: la feminidad, la procreación y la muerte.

En la relación del sujeto con el significante, el sentimiento de perplejidad del neurótico aparece sin retorno en la la psicosis, es el mundo de la significación que se abre sin respuesta, es la emergencia pura del significante. Por eso dirá Lacan que el psicótico tiene contacto directo con la estructura del significante: el significante no significa nada, pero hay una llamada a la significación, con lo cual es el sujeto el que tiene que poner allí las significaciones.

Ma. Carmen Paniagua

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