Apartado IV. Por el lado de Schreber. Puntos 6 al 8
Mari Carmen Paniagua
Reseña de la presentación del Marco Focchi sobre el “apartado IV. Por el lado de Schreber” del Escrito de Jacques Lacan: “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de las psicosis” en el Seminario del Campo Freudiano de Granada el 17 de marzo de 2018.
Lacan está escribiendo la "cuestión preliminar" en diciembre del 57, al tiempo que está dando las clases del Seminario V, enero del 58, donde desarrolla la Metáfora Paterna (MP), primer núcleo conceptual para comprender la teoría de la psicosis.
La MP establece una relación fundamental entre el Nombre del Padre (NP)y el significado fálico. La intervención del NP en la relación entre el niño y la madre produce un sentido y da un significado al deseo enigmático de la madre. El niño puede ejercer el título fálico en el mismo momento en que el falo se vuelve un significante. Si hay forclusión del NP no hay una respuesta del significado fálico y lo que se verifica es un agujero. Toda la construcción del delirio de Schreber es una suplencia a esa falta de significado; es decir, la metáfora delirante que es el eje del delirio toma el lugar de la MP que no se produjo.
En nuestro mundo fundado sobre el significante fálico hay algo que es excluido, es el objeto a. La particularidad de la literatura fantástica es que el objeto a entra en el campo de la realidad y produce todos esos efectos de distorsión que conocemos en los cuentos de Hoffman que Freud describe. En cambio, la literatura realista está centrada sobre el significante fálico. En la cuestión preliminar Lacan no tiene tan elaborada la noción de objeto a, que aquí es el Otro imaginario.
Hay una primera operación de alienación: es el momento en que el sujeto se inscribe en el Otro, se identifica a un significante del Otro, se inscribe en la cadena significante. Una segunda operación es de separación: la falta de la operación de separación es equivalente desde el punto de vista lógico a la forclusión del NP. Para excluir el objeto a del campo de la realidad es preciso pasar por la operación de separación, de manera que se constituye un agujero y ese agujero podemos decir que es la ventana del fantasma.
El núcleo generador del delirio de Schreber está en una pequeña idea: Sería hermoso ser una mujer sufriendo el acoplamiento. Después viene la segunda crisis, cuando es nominado presidente de la Corte de Apelaciones de Dresde. Esta idea de ser destinado a convertirse en mujer no puede ponerse en términos de verdadero o falso porque es una certidumbre.
La intervención del padre en la MP además de dar el significado fálico tiene el efecto de separar al niño de la posición de identificación con el falo, con el hecho de no ser más el falo que la madre quiere, de ser algo diferente de lo que corresponde al deseo de la madre.
Pero Schreber, por la forclusión del NP no hay separación de esa posición que se identifica con el falo materno. Es el núcleo, la razón fundamental de la transformación en mujer: identificarse con la falta en ser de la madre.
Es precisamente en el momento en el que esa identificación es sacudida que se desencadena lo que Lacan llama la disolución del trípode imaginario madre-niño-falo que puede estar si no hay un llamado simbólico. El trípode imaginario es sacudido y se desencadena en el momento de su nominación de presidente de la corte de Dresde. Y aquí dice Lacan: como Schreber no puede ser el falo que falta a su madre, no tiene otra solución que volverse la mujer que falta a los hombres.
Hay un pasaje de la posición singular como falo de la madre, a una posición universal “la mujer que falta a los hombres” y “la mujer que falta a Dios”. Lo que se pone en movimiento es una radical filogénesis, renovación por su medio de la raza humana. Sería el segundo tramo del delirio.
En el primer tramo del delirio toma las dimensiones del orden del mundo: hay angustias, trastornos, intentos de suicidio. Para Schreber el orden del mundo se deshace, es siempre el Otro el que se está deshaciendo y él está en posición de víctima.
En el núcleo del delirio hay una gran crisis política de intereses contrapuestos entre Dios y los hombres. Dice Schreber: es el momento de descargarse de los relojes cósmicos y del “maldito jugar con los hombres”. Son hombres movidos desde el exterior, como las marionetas movidas por hilos –es el vaciamiento del alma. Y lo que comenta Lacan es que esos hombres no tienen falo como Schreber mismo.
Esa crisis entre Dios y los hombres se resuelve cuando hay una reconciliación. Schreber cesa de oponerse y acepta su destino de crear una nueva estirpe de hombres. Cambia la política con Dios y cambia la posición subjetiva. Tiene una estabilización-
¿Por qué la muerte del sujeto pudo producir un cambio en su posición subjetiva? En Schreber, la idea de cadáver leproso que conduce a un cadáver leproso es una regresión que conduce al estadío del espejo, a una confrontación con su doble. Dice Lacan: esa relación con el otro especular es reducida al corte mortal. El fenómeno del doble que describe Freud, en su escrito de “Lo Siniestro”, el efecto de siniestro no es ver la imagen en el espejo, es ver algo que no tiene lugar en la realidad; es el fenómeno de la literatura fantástica.
Lo que Lacan destaca cuando habla del corte mortal cuando hay el otro especular, no es o él o yo, es mi imagen, puede ser también mi identificación. En esa identidad, reducida a la confrontación con su propio doble, es la posición de Schreber en relación al deseo del Otro: como no se ha instituido el significado fálico que le permitiría responder a distancia del Otro primordial, lo que puede hacer es identificarse con la mujer.
Atraviesa el goce transexual la transformación en mujer, se restaura con ello un significado que no es fálico pero es un significado: la promesa de Dios de renovar la humanidad.
El asesinato del alma concierne al sentimiento de la vida. Lacan retoma esta idea del sentimiento de la vida y nos hace reconocer el núcleo del significado fálico; el asesinato del alma permanece de alguna manera enigmático porque no es sólo la pérdida del sentido para el sujeto de su sentimiento de la vida, es la pérdida también de lo que pasa alrededor de él.
Todos los trastornos que se producen en el delirio en la relación con el Otro grande son compatibles, dice Lacan, con mantener la relación con el pequeño otro; esto abre la posibilidad a la invención, a la construcción, a las suplencias sobre el acto imaginario.
Mª. Carmen Paniagua.