Apartado V. Post-scriptum. (pág. 556-547)
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Apartado V. Post-scriptum. (pág. 556-547)


Reseña de la clase impartida por Óscar Ventura


Isabel Junco


Reseña de la presentación de Óscar Ventura sobre el "capítulo IV: Post-scriptum" (páginas 523-529) del Escrito de Jacques Lacan: “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis” en el Seminario del Campo Freudiano de Granada el 5 de mayo de 2018.


 

La Cuestión Preliminar es un texto de Lacan del 58, el Post-scriptum, pág. 556 a la 564, es el captítulo V. Este capítulo tiene la dificultad de que condensa todo el escrito. Es un corte que da cuenta de hasta donde llegó Lacan. Es heterogéneo al resto del texto.

Lacan aquí saca las conclusiones del momento, fundamentalmente marca el punto donde se detiene, en el  retorno a Freud. Lacan se detiene en el momento de deslindar el hilo conductor del escrito,  estructuras freudianas, y el mecanismo por el cual las psicosis se desencadenan. Lo nuevo es haber deslindado esto a partir de tener como telón de fondo la estructura del significante. Hace referencia a “Función y Campo de la Palabra y del Lenguaje”, para poder abordar el campo de la psicosis a partir de la estructura, del significante.

Este apartado tiene, como todo el texto,  como eje central a Schreber y a su delirio. Lacan finaliza con Schreber el proceso por el cual el significante se ha desencadenado en lo real, después que se abrió la quiebra del Nombre del Padre, del significante que en el Otro en cuanto lugar del significante es el significante del Otro en cuanto lugar de la ley.

La Cuestión Preliminar introduce para Lacan la concepción de que hay que formarse en la maniobra de tratamiento con el psicótico a partir de haber deslindado el mecanismo, formarse en la transferencia con el psicótico a partir de éste momento.

Lacan precisa un punto de detención que es la clínica estructural, la clínica binaria, bajo la égida de que los posfreudianos habían leído a Freud en general, y a Schreber en particular, de una manera que involucraba toda la cuestión de la transferencia con la psicosis a partir del eje imaginario, particularmente a partir del concepto de contratransferencia. Lo que hace Lacan es retornar a un status quo ante, freudiano para pensar la transferencia en la psicosis, las consecuencias en la clínica que podemos pensar a partir de este escrito. La Cuestión Preliminar es un un texto clave en la enseñanza de Lacan. Formaliza y fija la doctrina lacaniana de la psicosis y es un texto que se sigue sosteniendo en este lugar. Lo que está en juego en toda la enseñanza de Lacan es que en la psicosis reside algo clave, fundamental, de lo que es la experiencia del sujeto con el mundo, algo de la vida misma tiene una cercanía con la psicosis. Encontramos ésto en las definiciones que da Lacan en el escrito. Por ejemplo, en relación a una idea de causalidad psíquica, como origen de la psicosis, va a definir la psicosis como “una inefable decisión del ser”, como “un desorden en la juntura más íntima del sentimiento de la vida del sujeto”.

Hay efectivamente en el sujeto un determinante extraño, misterioso, y es que exista un sujeto que hable. Para que sea nominado como sujeto debe inscribirse en este artefacto absolutamente artificial que no tiene en principio ninguna relación con lo vivo, que es el lenguaje.
La relación del sujeto con el lenguaje es el punto determinante de éste momento de la enseñanza de Lacan y es una tesis que a pesar de ser reformulada más adelante, se sigue sosteniendo tanto en el plano clínico como lo que podemos nombrar como una lectura social de la locura que Lacan da en este apartado.

Lacan, en el Post-scriptum, comienza a dar consistencia a una lectura del delirio que no solo lo hace corresponder con una cuestión que concierne a la clínica sino que lo hace extensible a un conjunto más amplio, con lo que va a venir a llamar psicosis social.

En primer lugar, Lacan deja claros los hechos de estructura que se desprende de la lectura de Freud, y en particular de la lectura que hace Freud de Schreber. precisa el punto de detención al que arriba y que define la clínica estructural, es decir la clínica binaria que pone un límite claro entre psicosis y neurosis. Lacan lo establece con mucha claridad en la página 556/57:  “es en un accidente de este registro y de lo que en él se cumple, a saber la preclusión del Nombre del Padre en el lugar del Otro, y en el fracaso de la metáfora paterna, donde designamos el efecto que da a la psicosis su condición esencial, con la estructura que la separa de la neurosis. Esta consideración que aportamos aquí como cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, prosigue su dialéctica más allá: la detenemos sin embargo aquí, diremos por qué”.

En primer lugar, Lacan explica que vale la pena detenerse en este punto por lo que en el se descubre y que es la aportación fundamental que se desprende del escrito, haber podido aislar el mecanismo que está en juego en la producción de una psicosis, página 557: “ Una perspectiva que no aísle la relación de Schreber con Dios, de su relieve subjetivo”.

Lacan produce un vuelco que nos ayuda a entender la relevancia que se desprende del delirio mas allá de la psicopatología, página 557: “desde la misma atalaya a donde nos ha llevado la subjetividad delirante de la época” (... ) “nos disuadiría de situarlo por una analogía legítima, en la categoría de la psicosis social”. Tenemos aquí el sustrato, la célula por la que podemos entender que en realidad tal y como el lazo social se construye a partir del significante, implica la categoría misma del delirio. Es uno de los antecedentes que nos permite decir que todo el mundo delira, cree en papa Noel. Este punto es la célula donde Lacan hace una extensión del delirio, no de la psicosis, al conjunto del lazo social.

Hay una interpretación sobre la realidad  construida sobre el objeto artificial que es el lenguaje que nos hace dar una interpretación a lo real. En este sentido no tener un prejuicio sobre la lógica con la que un sujeto interpreta el mundo. Este es el juicio de Lacan de lo que es el acceso o no, la pérdida o no del acceso a la realidad en relación a la psicosis. Para Freud la realidad era la realidad psíquica, si partimos de esta realidad psíquica encontramos que cada uno de nosotros tiene un delirio privado que obstruye algo de la realidad, y que ese delirio hace lazo. El problema es cuando no lo hace, ahí nos encontramos a Schreber.

Añade Lacan “que semejante psicosis se vuelve compatible con lo que llaman el buen orden es cosa fuera de duda, pero no es tampoco lo que autoriza al psiquiatra o al psicoanalista a confiar en su propia compatibilidad con ese orden para creerse en posición de una idea adecuada de la realidad ante la cual su paciente se mostraría desigual”. Estamos en una vía donde el concepto de  realidad se atomiza, se descompone y esto da una orientación para captar en un plano profundo que cuando estamos frente al delirio no olvidemos que las construcciones delirantes son el punto de capitón, podemos decirlo así, de cada uno de nosotros.

Una de las cuestiones que pone en primer plano es la crítica a los posfreudianos por no haber sabido leer lo que es el principio de realidad. Hace referencia a tres artículos de Freud de 1924,1925, y 1927: Neurosis y Psicosis; Pérdida de realidad en Neurosis y Psicosis, y El Fetichismo. Lacan hace una articulación de estos tres artículos, cuestionando el principio de realidad pensado desde una alteridad, de que el psicótico tendría un acceso a la realidad perturbado. para decir que  hay una construcción de la realidad a partir del significante y que esta construcción restituye de alguna manera la realidad que este sujeto había perdido en lo que Lacan llama la disolución imaginaria de Schreber.

El principio de realidad se restituye bajo la interpretación delirante como modo nuevo de interpretación del mundo. Freud decía que el delirio es restitutivo “ intento de curación” para el psicótico. Bajo esta consigna de Freud, Lacan produce la metáfora delirante, como el momento de estabilización schreberiano.

Lacan nos orienta a tomar una posición ante el delirio por ser “un efecto humano”. No es posible ningún tipo de abordaje si no se tiene en cuenta esta cuestión fundamental que contiene a la alteridad que introduce en el mundo la función del lenguaje, el lenguaje como organizador del delirio. Página 558: “Tal vez en esas condiciones haría mejor el clínico en elidir esa idea de su apreciación de los fundamentos de la psicosis”, la idea ante la cual el paciente se mostraría desigual  “lo cual trae nuestra mirada al objetivo de su tratamiento”.

El Post-scriptum es el único apartado de la Cuestión Preliminar donde Lacan introduce términos como transferencia, tratamiento, sin decir efectivamente que es lo que hay que hacer. Lacan hace referencia a la transferencia, la forma en que la transferencia había sido concebida por los analistas. Página 559  “Todo el mundo sabe que ninguna elaboración por sabia que sea del el mecanismo de la transferencia ha logrado hacer que la práctica no se la conciba como una relación dual en sus términos y perfectamente confusa en su sustrato” , haciendo un gran barrido sobre el modo en que los posfreudianos habían afrontado la contratransferencia en la psicosis y la fijan en el eje a-a´ con la proyección como mecanismo. Lacan dira que la proyección no es un mecanismo suficiente para explicarlo, tampoco el narcisismo.
En el capítulo IV de la Cuestion Preliminar, “Por el lado de Schereber”, Lacan aisla el término Verwerfung, referido a la alucinación del corte del dedo que Lacan  traduce por forclusión en esta triada estructural neurosis, psicosis y perversión, donde da  a cada estructura un mecanismo particular. Nos aclara la clínica binaria que se desprende de éste escrito y que es una clínica operativa que Lacan trascenderá mas adelante en los años 70.

Lacan dirá que hay que buscar el momento donde el sujeto hace un llamado a un significante que no está y lo que le retorna. Da dos conceptos a pensar que son fundamentales, el concepto de fenómeno elemental que aísla en Clérambault y el concepto del Nombre del Padre que permite por su ausencia diagnosticar con mucha precisión y potencia la psicosis.. Y sigue más adelante: “ Introduzcamos aquí lo que con solo tomar la transferencia por su valor fundamental de fenómeno de repetición, debería repetir en los personajes persecutores en los que Freud designa aquí su efecto”. Este punto es capital y abre al texto toda una cuestión clínica que permite elucidar la diferencia de lo que es el abordaje de una clínica estructural, a una clínica a partir de una concepción evolutiva, órgano dinámica, genética, de la etiología de las psicosis”. Los psicoanalistas no habían captado del todo la transcendencia de la función determinante del significante en las psicosis. Lacan habla de críticas blandengues y sin demasiado fundamento las que le hacen a él de la cuestión del Nombre del Padre, como si este fuera una simple carencia subjetiva, carencia paterna y no como un hecho de estructura, confundiendo la estructura del lenguaje y lo que el lenguaje determina de la condición humana con una simple carencia paterna que es un dato muy precario para pensar las psicosis.

Página 558: “ Y el “círculo” del psicótico ha sido objeto de un censo minucioso de todas las briznas de etiquetas biográficas y caracterológicas que la anamnesis permitiría desplegar de los dramatis personae e incluso de sus “relaciones interhumanas”. Lo que queda fuera y no se puede captar desde captar bajo esta conceptualización etiológica de la psicosis es lo que el determinismo de la cadena, de la estructura del significante reproduce sobre el sujeto, cuando hay un significante que está forcluído, no inscrito, en lo que Lacan llama el campo de inscripción de los significantes del sujeto. 

Lacan dice en la página 559 “ Pero ¿cómo puede el Nombre del Padre ser llamado por el sujeto al único lugar de donde ha podido advenirle y donde nunca ha estado, por ninguna otra cosa sino por un padre real, no en absoluto necesariamente por el padre del sujeto, por Un-padre”.
“Aun así es preciso que ese Un-padre se coloque en posición tercera, en alguna relación que tenga por base la pareja imaginaria a-a` es decir yo-objeto o ideal-realidad, interesando al sujeto en el campo de la agresión erotizado que induce”. Es decir que en esta relación imaginaria a-a´ quien va a venir a pacificar esta relación es el lugar del Otro que corta el circuito imaginario, que se coloca en el lugar de una alteridad por la que el sujeto puede desplazarse de las relaciones imaginarias.

Lacan está diciendo como no proceder, dando las coordenadas de por donde partir, de lo que no funciona en la psicosis. Podemos rastrear la genealogía a partir del Seminario III, con mucha precisión. Lacan introduce la función de anudamiento, de capitonado de la Metáfora Paterna vinculado a la significación fálica. 

Esta función de anudamiento, de capitón de la metáfora paterna, la vemos por la negativa en el desencadenamiento de los tres registros real, simbólico e imaginario. Lacan pensará el desencadenamiento como el momento en que desde el campo del Otro del lenguaje llega el llamado de un significante esencial que no puede ser aceptado por el sujeto y lo define analíticamente como el encuentro de Un-padre en lo real. No es en lo simbólico lo que retorna de el llamado, retorna en el registro de lo real.  En este apartado de la Cuestión Preliminar, Lacan aísla estos momentos de manera muy gráfica dice, página 559: “ Búsquese en el campo de la psicosis esta coyuntura dramática” Es decir, frente a las teorías de orientación psicoanalítica posfreudiana que sitúan la psicosis en relación a la figura de la madre en la égida de la frustración, Lacan va a primar la función de anudamiento del padre en el Edipo.

Lacan en la página 561, hace referencia a un psicoanalista llamado Niederland, y los trabajos realizados, siendo un lector de Schreber, sobre la genealogía del padre que encarna la función del delirio en Schreber. ¿Que es un padre en lo real?. Schreber se topa con un padre en lo real. En Schreber podemos ver con mucha claridad el momento del desencadenamiento de los tres registros  queda reflejado en el capitulo IV de las Memorias y es el índice de lo que es el encuentro de  Un-padre en lo real.

¿Cual es la maniobra privilegiada para pensar una clínica posible con el psicótico?. Si queremos entender lo que pasa en la transferencia en la psicosis, lo que ocurre en la relación transferencial de Schreber con Flechig es un ejemplo paradigmático. El problema es cómo hacer para que no bascule ni a la paranoia ni a la erotomanía. Lacan puede ilustrar todo lo que es la relación con Flechig, a partir de lo que significa en el desencadenamiento persecutorio, Flechig para Schreber. El punto de la maniobra está para Lacan en cómo hacer.  

Entonces tenemos el registro simbólico, el nombramiento como presidente de la Cámara, el nombramiento es el Un-padre, es cuando Schreber tiene que tomar una posición, cuando del Otro simbólico le viene una nominación que no puede sostener. En la fenomenología clínica vemos a sujetos para los que el acceso al goce fálico es un punto de desencadenamiento porque no hay la significación fálica, la metáfora paterna no funcionó, y encontramos deslocalizaciones de goce en el cuerpo.

En este texto encontramos como tomar una posición y como hacer para maniobrar en la clínica con el psicótico, en relación a esta cuestión estructural, central que concierne a la forclusión, y como esto tiene un lugar en la paranoia del lado del pensamiento, en la esquizofrenia del lado del cuerpo y en la melancolía del lado del pensamiento y del cuerpo.  Lacan lo formaliza de una manera potente en la psicosis bajo esta estructura de ausencia-presencia del Nombre-del-Padre y de la ausencia-presencia de significación fálica.
El delirio de Schereber tiene por un lado ser la mujer de Dios y por otro lado la descendencia, la creación de una nueva raza. Están las dos cuestiones presentes en el delirio, tanto encontrar a Dios como mujer, la eviración, y la mujer de Dios que dará frutos, una raza de schreberitos. Entonces tenemos el registro Simbólico con el nombramiento como presidente de la Cámara de Dresde. En el registro Imaginario lo que hay colocado es “lo bello que sería ser una mujer en el momento del coito”, la célula misma de lo que será el delirio posterior. Y del lado del registro Real hay el cuerpo, las poluciones, ahí tenemos la tríada de los 3 registros.  
Entonces la forclusión, entendida como una falta en lo Simbólico, muestra sus efectos en lo Imaginario, reduciendo una estructura fundamental al estadio del espejo. Todo lo que sigue al testimonio de Schreber tiene esta función de restitución simbólica, mediante el delirio de lo imaginario perturbado y de lo real del cuerpo que no maneja. todo esto lo resuelve con el travestismo, con la metáfora delirante.

Esta Cuestión Preliminar es una objeción muy profunda y radical a como se había entendido hasta el momento la cura de las psicosis, es la objeción que Lacan hace a la psiquiatría de su época y anterior, así como a los psicoanalistas de su época y a como habían leído a Freud y en particular a Schreber. Estamos en un momento de retorno a Freud, y Schereber está en el núcleo de la cuestión, tanto en el escrito como en el Seminario III como referencia central.

Lacan ingresa en el campo de las psicosis por el caso Aimée, “De las psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad”  En la clínica de las psicosis hay una relación entre escritura y psicosis muy importante. Hay un punto fundamental de la transferencia en el escrito, que el escrito sea alojado o no en la transferencia como una forma de alojamiento, de desprendimiento del objeto.

Si hay una figura que es múltiple que se desprende de este texto y de este final del texto, es la orientación que da Lacan para situarse en la transferencia, como “secretario del alienado” esto es muy importante epistémicamente como “clínica  de la enunciación”.

Lacan para ilustrar lo que para él es un proceso de estabilización paradadigmático,  también lo va a buscar en un escritor Joyce. En Joyce el Síntoma, vemos que Joyce con las lenguas produce una estabilización por el lado del síntoma mediante la vía  de  una invención, fragmentando el aparato del lenguaje, atomizando el aparato del lenguaje. Mientras que Schereber hace una metáfora delirante. Hoy día, la metáfora delirante es insuficiente para el campo de la estabilización.

Óscar Ventura hace referencia a una entrevista a Umberto Eco, le preguntan que es para él la experiencia de la escritura y dice que para el es poner los puntos, las comas etc...hacer de una narración escansiones, el relato ya está hecho. 

Como dice Lacan en La Dirección de la Cura, el analista tiene un poder discrecional sobre la significación, sobre el modo  de intervenir bajo la célula elemental de la puntuación en la neurosis, porque con el acto, la puntuación, el corte, con las diferentes maneras que tenemos bajo la lógica de la brevedad de las sesiones, del corte de la sesión, corremos el riesgo de introducir en el sujeto en la neurosis, en la diacronía del discurso, una puntuación que no sea la del sujeto, sino que sea la nuestra.  En la psicosis no están el punto y la coma, se tratara de como introducir la puntuación como momento de cortar la deriva del sujeto, ir un poco en contra de ésta deriva no dejarlo delirando. Esto no da una lógica que va mas allá, hacía el punto del fenómeno elemental, interrogar el fenómeno elemental como tal. El ejemplo paradigmático dice O. Ventura, puede ser la manía, los momentos delirantes de la acción maníaca que son muy complejos en la transferencia. El aparato químico no sirve a veces, lo interesante está justamente en como introducir una maniobra de detención metonímica del sujeto en una narración que no hay puntuación. La maniobra en la psicosis es introducir un punto de detención, un basta ya de la buena manera. Un basta que no sea Un-padre en lo real. Pensar las formas de la maniobra en la transferencia con las distintas posibilidades que tenemos a partir de aquí.


Isabel Junco

 

 

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