Radiofonia: Preguntas IV y V
Reseña de la clase impartida por Anna Aromí
Rocío Arias Abellán
Seminario del Campo Freudiano de Granada del 18 de diciembre de 2021.
Texto: Radifonía. Jacques Lacan. Preguntas IV y V.
Docente: Anna Aromí
Reseña de Rocío Arias
A. Aromí comienza su trabajo diciéndonos que nos encontramos ante un texto difícil al que solo nos podemos adentrar si hacemos funcionar la transferencia desde el inicio y ver qué podemos producir. En cuanto a Robert Georgin, el entrevistador de Lacan, nos aporta algunos datos biográficos, entre otros que es un periodista belga interesado en la función del lenguaje, en el inconsciente en su presencia lingüística, y que conocía los escritos de Lacan . Se dirige a éste utilizando los términos de su primera enseñanza y Lacan le responde desde lo que está elaborando en ese momento de 1970, es decir, sus discursos. Así pues nos encontramos con un Lacan desplazado.
PREGUNTA IV: "Usted sostiene que el descubrimiento del inconsciente conduce a una segunda revolución copernicana ¿En qué el inconsciente es una noción clave que subvierte la teoría del conocimiento?
Lacan toma los significantes de la pregunta, revolución, Copernico e inconsciente, los disocia , y los estudia separadamente.
1. Revolución.
Se separa de Freud diciendo que éste es en parte responsable en pensar que la revolución es posible, algo adviene produciendo un corte con lo anterior. Desde el punto de vista lacaniano, revolución no tiene que ver con un momento histórico de cambio que conllevaría una modificación en la estructura de las cosas, sino que sólo cambia la superficie. Cambia el significante amo, pero el discurso permanece. Lacan utiliza la ironía y refiere la revolución al giro de los astros, a revolución astral que no corta nada, sino que sigue la fijeza de los caminos determinados. Perfora así la idea de cualquier avance por medio de la revolución, ya que el significante amo sigue fijado en el centro. De esta forma separa revolución por un lado y Copérnico por otro, afirmando que los científicos no trabajan para el cielo de las ideas sino que están siempre al servicio de algo. Galileo, dice Lacan, trabajaba para el Papa. Galileo con su supuesta revolución, centra el universo en el sol, es decir, en el Papa. Y Copérnico, sin saberlo, contribuye a este heliocentrismo. Lacan propone un desplazamiento de esto con la figura de la elipse que se forma a partir de dos centros y no de uno.
De Galileo, a Lacan le interesa la ley de la inercia, algo empuja a los planetas a girar siempre en la misma órbita, y esta ley ilustra lo que sería el goce que siempre tiene un sentido pulsional que nos lleva a dirigirnos siempre al mismo objeto. Lo central para el psicoanálisis ya no es "un significante representa a un sujeto para otro significante" En esta época, 1970, Lacan no sitúa al sujeto en relación al Padre sino al Goce. El padre no drena el goce, hay restos, hay síntomas , y por tanto hay que buscar otras brújulas. Lacan está en el momento de lo imposible del Padre.
2. Inconsciente.
Dice Lacan "no es mas que un término metafórico para designar el saber que solo se sostiene por presentarse como imposible, para que a partir de ahí se confirme como real ". ("Otros escritos" p. 448). Introduce el tiempo en relación con el inconsciente. Se trata de establecer una relación entre la inercia del goce que no acaba nunca y la función de la urgencia para perforar ese autismo de goce en el que el sujeto vive su realidad fantasmática alucinada. ¿Qué hay que introducir para que esto se detenga? ¿cómo ponerse del lado del síntoma que es lo único que agujerea? Esta es la clínica, la perturbación del heliocentrismo subjetivo. Lacan sostiene que el inconsciente tiene su sede en la lógica, es decir, en la extracción de todo el sentido, en el reconocimiento del hueco que existe entre S1 y S2, en convertir lo que puede perturbar la vida de un ser humano, en una letra. Y esto funciona si existe el acto analítico. Si se deja que la cadena se reproduzca por el movimiento de la inercia, vamos a tener sentido y más sentido, goce y más goce. Hay que hacer un corte, separar los significantes para que aparezcan en su extraña significación. El sujeto se sostiene en la pulsión, no a partir del S1, del padre. Interesa la pulsión, el recorrido para alcanzar el objeto. El goce lo captura la metonimia porque la pulsión es la cadena significante.
PREGUNTA V: "¿Cuáles son las consecuencias sobre el plano de la ciencia, de la filosofía y más particularmente del marxismo e incluso del comunismo?"
Lacan se refiere al término "noción" y nos dice que el inconsciente no es una noción, deriva de "conocer", y el inconsciente no se aprende, nos aprehende. El psicoanálisis no es una teoría, es una praxis. El inconsciente es. Y es necesario un acto analítico para hacer posible dicha experiencia. Dice Miller que a partir de "Radiofonía", Lacan deviene lógico porque separa inconsciente y psicoanálisis, les da discursos diferentes. El del inconsciente es el discurso del amo, y al lado, sitúa el del analista, en el que manda el objeto a, un resto de goce, un semblante que produce la división del sujeto. La cadena significante invertida, S2-S1, está debajo de la barra y encima el goce y el sujeto. En el discurso del inconsciente, el sujeto no sabrá nada de su fantasma porque está debajo de la barra. El acto analítico, el deseo del analista puesto en juego, puede hacer que de uno se pase a otro.
Aquí, Anna Aromí hace un excursus para hablarnos de "laicidad". Nos dice que el acto analítico instituye las condiciones de la experiencia, y añade que al final también hay un acto en el que el analizante deviene analista, es el Pase . Entre el acto 1 y el 2 hay un vaciamiento. La causa analítica implica soportar que la causa es un agujero entre un significante y un significado. Solamente vaciando la causa de sentido se puede alcanzar lo real del psicoanálisis. Hay que hacer la experiencia de los Unos solos.
Seguidamente, aborda el punto en que Lacan habla del inconsciente refiriéndose en primer lugar a Marx y el síntoma, y después a la histeria y el goce. Marx porque es quien establece el síntoma a partir de la plusvalía y Lacan lo utiliza para hablar de plus de goce. La plusvalía es un resto de la producción que no se ve. En el modo de producción capitalista siempre se produce un beneficio más allá de los costes de producción, un resto que no está en el objeto producido sino que queda invertido en la maquinaria para producir cada vez más, más plusvalía que produce más insatisfacción, porque se producen más objetos de los que el sujeto se podría prendar . Así la maquinaria siempre está en marcha. No podemos pensar el inconsciente sin partir de la función de resto, de plus de goce incluido en el síntoma. Si no, podríamos callar el síntoma. En el Seminario XVII, Lacan introduce un cuarto elemento que es el resto o la producción .
Antes de pasar a la histeria y el goce, A. Aromí hace referencia a un punto del texto en el que Lacan habla de la subversión como lo propio del inconsciente. No revolución, sino subversión. El inconsciente no subvierte ningún discurso, pero sí empuja para que los discursos giren. No se toca la estructura pero puede provocar el giro de un discurso a otro. Y si se produce este giro, hay transferencia. El psicoanálisis puede influir a partir de la transferencia, en el interés de alguien por lo que el psicoanálisis puede aportar.
Por último, la histeria y el goce. Dice Lacan que el discurso de la histeria demuestra que no hay ningún conocimiento que dé cuenta de la relación sexual. En "Encore" dirá que el acto sexual no produce ningún saber, por eso se repite. El actosexual no dice si uno es un hombre o mujer. Entonces el goce en el que se sostiene la histeria está articulado al plus de gozar, es decir, con el producto de una pérdida. La única forma de relacionarse con el otro sexo es a partir de la castración. ¿ Por qué la castración determina el encuentro imposible de los sexos? Porque él, el "vir", siempre está castrado porque su goce nunca iguala al de la mujer, encuentra un límite. No así en la " virgo ", cuyo goce es excesivo, su goce no está sujeto a un órgano.
Finalmente, Lacan responde con Marx a la pregunta sobre el inconsciente, dice que "no hay progreso que no sea pasar de la impotencia a lo imposible". Y añade A. Aromí que podríamos decir, de la impotencia imaginaria del sentido a lo imposible de la letra, de los Unos solos, que se demuestra el Real. Pero la lógica de este viraje se tiene que apresurar en el acto, no se produce solo.
Aquí, frente a la impotencia de gozar, el psicoanalista debe levantar acta, no tomar partido.
Concluye diciendo que hemos empezado diciendo que el inconsciente es. Bien, el síntoma también es.
Rocío Arias Abellán
